El infierno es una sala de abdominales

Dioooooooooosss, cómo me duele la tripa...
Resulta que no se me ocurre otra cosa que ir al gimnasio, y en vez de hacer las cuatro cosas chorras que hago, me meto a Batuka.... Si alguien necesita una cura de humildad, que vaya a una clase a intentar bailar, o seguir mínimamente unos pasos sin parecer un pato mareado...

Total, que allí me veo yo, rodeada de niñas de 15 años sin un gramo de grasa, y primas de Tamara Rojo por cómo bailaban... los 45 minutos que pasé allí no se lo deseo a nadie, qué forma de hacer el chorra, qué poca gracia y qué poco salero...

Ahora, cuando ya pensaba que se iba acabar todo, la monitora pregunta si hacemos una coreografía o abdominales... Y las muy peeeeerrras de las niñatas dicen que abdominales¡¡¡¡¡ Y ahí empezó el infierno. No sabía que hubiera tantos abdominales diferentes, ni que doliera tannnto. Y no se acababa el sufrimiento: yo chorreando de sudor, incapaz de moverme, y ellas, como si nada, oye, ni despeinadas... Cuando por fin se terminó el martirio, me fui arrastrando al vestuario despotricando de la monitora, de las enanas quinceañeras y de la madre que parió a los abdominales.

Si para no tener tripa tengo que pasar por eso, VIVA LA CURVA, EL CHOCOLATE Y LA CERVEZA...

PD: si como dicen el infierno es una habitación con los peores miedos de cada uno, el mío es una sala entera llena de máquinas para hacer abdominales.