sábado, 23 de febrero de 2008

26 abriles matariles

Buaaaaaaaaaaaaaaaaaa.
Me he tomado muy mal cumplir 26 años. Ya lo sé, no son muchos, me queda mucha vida por delante, todavía tengo las cosas en su sitio.... Lo sé, lo sé, pero me gustaba lo de tener un cuarto de siglo.

Lo bueno es que se ha acordado mucha gente de mí y me ha llamado o mandado mensajitos, todos ellos bonitos y cargados de energía y amor... Gracias a todossssss.

Y lo bueno también es que he recibido muchos regalitos:
  • Ahora voy a ir monísima al gimnasio: me han regalado un chándal, una bolsa de deportes, unas zapatillas deportivas...

  • Me han regalado ropa.

  • Un paraguas que caben 4 "yo" de lo grande que es.

  • Dinerillo que desde luego no viene nada mal.

  • Una súper cámara digital con la que puedo retratar todo Cáceres y los cacereños...

Y para festejarlo, invité a mi chico a cenar por ahí. Como era sábado y no reservé en ningún lado, todo estaba ocupado y al final acabamos en el restaurante Gastro Aires... Ya tenía que haber sospechado que lo que iba a pasar, teniendo en cuenta que está situado en el Perú Wellness, el nuevo gimnasio y centro de reunión del pijismo por excelencia cacereño.

El restaurante está bien, tiene vistas más o menos bonitas, y los camareros eran muy amables. Lástima que ya desde el principio empecé a sospechar que la clavada iba a ser considerable... La carta tenía truco. Decían que tenían menús, pero al pedirlos el camarero nos explicó que sólo era por la mañana... Y los demás precios rondaban cada plato 20 euros...

Pero un día es un día, y pensé que ya que costaban eso, debían estar muy buenos y traer mucha cantidad... ERROR.

Compartimos una ensalada, que sí es cierto que traía cantidad para dos... Pero el plato individual no era individual, era "indiv", nada más....

Esto se supone que era cochinillo asado dorado con no sé cuántas cosas y patatas.

El plato era grande, es cierto, pero el supuesto cochinillo era del tamaño de una napolitana.

Yo tomé cordero, y me pusieron dos trozos del grosor de 3 dedos, tal cual, y una patata ahí perdida. Pero el descojono fue cuando pedimos el postre. Yo pedí un panacotte con frutas del bosque, que me encantan, y mi chico pidió un tiramisú.

Cuando nos lo trajeron, ni rastro de las frutas del bosque. Me trajeron un vaso tipo chupito pero más ancho, lleno de una crema de nata y regado con leche con fresas y polvos verdes (tal cual). Creí que se habían equivocado y llamé al camarero. Y sí, se habían equivocado, porque no estaban por ningún lado las frutas del bosque... Lo surrealista fue cuando vino el camarero diciéndome que es que el cocinero que le tocaba ese día había decidido "innovar", y había sustituído las frutas del bosque por los polvos verdes y la leche de fresa, pero que me lo cambiaba si quería....

Cosas como éstas son por las que no soporto ni a Adrià ni a Arzak. Por culpa de ellos muchos cocineros han olvidado que su función es dar de comer bien y en muchos restaurante nos quedamos con hambre y pagamos por las gilipolleces de innovación.

Pero como siempre me dicen que soy muy salvaje y que debía darle una oportunidad a la nueva cocina, me callé lo que iba a decirle al cocinero y probé el postre. MALLLLLLLL, tenía que haber seguido mi instinto. El postre era totalmente insípido, por no saber no sabía ni mal.

Ahora, no me pude reprimir, y cuando vino el camarero a preguntarme, se lo dije, QUÉ MAL HA HECHO ADRIÁ A LA COCINA Y AL PALADAR... (y qué bien a sus bolsillos...).

Al final, 73 euracos del ala. Terminamos con hambre, con menos dinero y con cara de idiotas...

Está visto que los 26 no son una buena edad para comer...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Jaja, muy buena tu critica constructiva. Que pena que no te haya gustado, pq a mi me gusta un monton, pero bueno, seguro que hay sitios mejores...
Muchas felicidades y no te deprimas con los 26(aunque yo tb soy de las que me deprimo).
Un besazo enorme. Myriam

Anónimo dijo...

Estás mal acostumbrada, no se te puede llevar a sitios así...... JAJAJAJAJAJAJA